EN BUSCA DEL KOALA: GREAT
OCEAN ROAD.
Amanecía en Melbourne cuando todavía nos disponíamos a ir a
recoger nuestro vehículo de alquiler.
Al principio cuando estuvimos mirando para alquilar un vehículo
miramos los relocation que son servicios que ofrecen las compañías de alquiler
de coches para recolocar sus coches de forma muy económica de una ciudad a otra
pero al final como necesitábamos el coche 9 días porque íbamos a pasar por
Canberra a visitar a la familia y lo íbamos a entregar en Sídney decidimos
realizar un alquiler normal. Alquilamos un vehículo de tipo medio en Herzt
Australia por 9 días desde Melbourne a Sídney con Seguro a todo riesgo por 484 dólares.
Cuando Alquilas un coche en Melbourne te vas encontrando
pequeños inconvenientes que provocan que al final salgas mas tarde de la ciudad
de lo que pensabas.
El primero es que cuando llegas a la oficina te dicen que te
tienes que registrar en una web para que al pasar los peajes que hay en Sídney
cerca del aeropuerto no te toque luego pagar una multa sustanciosa. Si te
registras en una web que ellos te comentan, la compañía de alquiler se hace
cargo del trámite.
Coges el coche, y a
la complicación de tener el volante a la izquierda y sus consiguientes mandos
cambiados de lado se suma que en Melbourne debido a la circulación de los
tranvías la normas de circulación son diferentes; para girar a la izquierda te
tienes que poner a la derecha…y además llevas en el coche a una madre histérica
como yo, que ve venir el tranvía de frente y chilla como una posesa mientras
los dos niños se ríen a carcajadas…En fin toda una aventura.
La great Ocean Road es una carretera bastante sinuosa y con
unas vistas estupendas pero bien es cierto que conducir por ella no es nada
sencillo. Los carriles son estrechos y el camino es bastante largo ya que los límites
de velocidad son bajos y que en invierno el clima hace más complicado si cabe
ir por ella. Los niños fueron todo el camino mirando por las
ventanas en busca de los Koalas en libertad. Todo el camino está repleto de árbol
de eucalipto así que era posible que vieran alguno. Lo encontramos cuando menos
lo esperábamos. Lucía siempre se ha mareado en el coche, y esta vez y con
tantas curvas no iba ser menos; se mareo y vomitó en una bolsa y paramos para
limpiarla y tirar el contenido de la bolsa. Cuál fue nuestra sorpresa que ahí mismo,
a un lado de la carretera, a un metro de nuestras cabezas había un koala
rechonchete que nos miraba fijamente con sus ojitos pequeños. Tal fue la emoción
de los cuatro que nos pusimos a chillar como locos y a hacerle fotos y hasta le
pusimos nombre: le llamamos Michelín. Nos salimos del camino hacia un faro en
cuyo camino habíamos leído que había más koalas pero no volvimos a ver ninguno
tan de cerca, ya los que vimos se encontraban más altos.
En la Great Ocean Road vimos la playa de los doce apóstoles
(una zona rocosa sin igual con doce monolitos que tienen formas muy curiosas
debido a la erosión) pero es verdad que empezó a llover y tuvimos que irnos
rápido del lugar.
Hicimos el recorrido de la Great Ocean Road hasta el pueblo
de Warnabool, tardamos en total unas 8-9 horas de viaje, que es un pueblo
costero en el que las ballenas en los meses de invierno van a tener a sus crías
cerca de la costa y dicen que se las puede ver en ocasiones. Le llaman el
pueblo guardería de las ballenas. Nosotros no tuvimos suerte y nos fuimos de allí
sin ver ninguna, pero eso ya os lo cuento en la siguiente etapa del viaje…
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